¿Nos hemos vuelto demasiado exigentes? Recientemente, observaba en un centro de salud un dispositivo para recabar una valoración por parte de los usuarios.
¿Valorar con un 8 equivale a una mala puntuación? Al parecer y según reza el cartel, tan solo el 9 y el 10 son merecedores de la sonrisa.
Sinceramente, no lo considero justo. Un 5 es un SUFICIENTE, donde se cumplen con los servicios de una manera muy limitada. En esta valoración sería interesante indagar sobre qué ha faltado para exceder el servicio o atención recibida. Un 6 es BIEN y aquí entiendo una satisfacción básica con lo recibido, sin exceder en nada. Un 7 es NOTABLE y el prestatario comienza a valorar unas buenas atenciones. El 8 es un NOTABLE ALTO, nos acercamos al sobresaliente y equivale a una alta satisfacción.
La fotografía que traigo como arranque del artículo menosprecia algunas valoraciones positivas y condiciona a la máxima puntuación.
Valorar una evaluación como 9/10 debe ser algo excepcional. Si lo extrapolamos al trabajo en ventas, un 9/10 no es solo una magnífica gestión de la cartera, unas buenas negociaciones y gestión comercial sino debe incluir una innovación o creación que ha tenido alta repercusión y es extrapolable a otros mercados o carteras.
Se suele decir que las encuestas las carga el diablo y es clave por ello elegir la munición adecuada.
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