Las empresas no duermen, entrenan
Hotel de empresas, su espacio de coworking. Permitidme la licencia, ante el establecimiento cerrado de exponer que las empresas no necesitan hoteles para desarrollarse, sino gimnasios.
Empresas del pasado vivían obsesionadas por transmitir una imagen física: su sede, sus despachos, sus zonas de visitas... Hace ya mucho tiempo que la imagen que necesitaba una empresa no estaba en un espacio físico, sino viajando a través de los megas.
De igual manera y al hilo de la foto, los vendedores necesitamos gimnasio, y no solo del físico, que es muy importante (mens sana in corpore sano) sino el que nos permita entrenar con las nuevas herramientas.
Establecer espacios virtuales y simulaciones es el mejor y más seguro método para aprender.
Si se quiere valorar como cuida una empresa a sus empleados, el mejor método es testar como son los procedimientos de incorporación, como cuidan a los llegan, que planes le tienen preparados para que se aclimaten, aprendan bien y ayuden a mantener climas felices de alta productividad.
1º Planes de acogida (en vez de improvisación).
2º Cuidado en la selección de mentores (en vez que se vaya con el más veterano o con cualquiera).
3º Retroalimentación continua (en vez de que se dedique solo a escuchar y aprender).
4º Formación integral (en vez de exclusiva al departamento y funciones donde se incorpora)
5º Valoración parcial de avances (en vez de valorar al final)
6º Claridad e información sobre el proceso (en vez de secretismo)
El nido del cuco
Dentro de todo el proceso de modernización que están viviendo los canales (big data, digitalización, stocks, prueba digital...) llama la atención el paso atrás que siguen viviendo algunos comercios empeñados en apostar por la vieja fórmula del "cuanto más mejor".
Si bien existe que muchas veces los vendedores nos hemos empeñado en hacer popular el "no existe lo que no se ve", no es menos cierto que en medio del KOs donde hay que buscar y rebuscar, no se ve nada.
Hay nuevas formas de exposición: pantallas táctiles que ofrezcan diferentes opciones (las pantallas de pedidos del Burguer King o McDonalds son ejemplos) y dentro del comercio más ultratradicional, las golosinas en los cines siguen estando ordenadas, expuestas y apetecibles.
El ejemplo concreto no sirve para ilustrar igualmente lo que he llamado el nido el cuco, que es habitual en espacios mal gestionados: un competidor se cuela en el expositor de su competencia. En este caso, los caramelos Pictolín ocupa el espacio de las gomas Haribo, dentro de un espacio donde tienen cabidas las pilas, el papel de fumar, los chicles o las patatas fritas...
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