En 2012 escribí un artículo en este mismo blog titulado "Se busca recambio de agenda". Narraba una experiencia personal donde tras visitar varias papelerías buscando un recambio para una agenda común tuve que abandonar las búsqueda sin resultados por falta de existencias. Opiné que la estandarización de la venta estaba alejando a determinados comercios de una útil especialización que había facilitado la supervivencia en determinados gremios como la mercería o la ferretería, actuando defensivamente frente a injerencias externas.
En aquellos años estaba comenzando muy lentamente la agonía del comercio tradicional. Por encima de comercios asiáticos y del low cost, la venta por internet sin intermediarios estaba creciendo a pasos agigantados.
Hoy es realidad aceptada la metamorfosis generada en el comercio. Si pensábamos que era una peculiaridad del pequeño comercio, estábamos equivocados, pues la gran superficie e incluso tiendas especializadas estaban mutando hacia escaparates sin producto y direccionados a la digitalización.
Si hoy en día vamos a comprar cualquier artículo fuera del gran consumo, es muy habitual que el establecimiento, aunque sea una cadena nacional, carezca de existencias y nos emplacen a unos días a recogerlo ...
En este punto es donde pienso que la batalla se ha perdido definitivamente y que todos aceptan la derrota, pues cada vez que un establecimiento le dice al cliente: "Te lo pido y estará aquí el próximo lunes" en realidad le está invitando a pensar: "Para eso, lo pido yo mismo, me ahorro dos desplazamientos a tu centro comercial y lo recibo en mi domicilio muy probablemente a un precio inferior".
Afortunadamente aún quedan algunos últimos mohicanos que tiran de ingenio para reinventarse cada día y hacer del antiguo y noble proceso de compra, toda una experiencia.