Me contaron el otro día de
un jefe que es muy desconfiado. Continuamente está preguntando a sus vendedores
donde se encuentran. Recientemente, un miembro de su equipo le respondió que se encontraba sentado en el coche, en la
puerta de un establecimiento comercial, esperando que abriera para realizar la
visita. Éste, con su “piensa mal y acertarás” por bandera le pidió al comercial
que hiciera sonar el claxon. El vendedor no salía de su asombro, cuando recibió
la petición con insistencia: “si estás en
el coche, toca el pito, por favor…”
Ya veis que la versión
comercial del Sargento Arensivia (de historias de la puta mili) continúa en el
mundo de las ventas como especie en vías de extinción.
Me vino a la memoria una
vieja historia que me contó mi tía - abuela Paca q.e.p.d. (1900 – 1998). Siendo ella casi
una niña, estaba trabajando en la casa de una rica familia en tareas de ayuda
en el hogar. En aquellos duros años de hambre y miseria, le asignaron la tarea
de partir y pelar una bolsa de almendras en la cocina. Imagino que su boca se
haría agua viendo aquel pequeño y sabroso manjar en forma de fruto seco. La
dueña de la casa, que estaba en el salón se dirigió a ella: - “Paca, me gusta mucho como cantas, por favor
ve cantando mientras pelas las almendras”. Una “disimulada” forma de
controlar que no se comiera ninguna a pesar de que el cante no era precisamente
una de sus muchas habilidades.
¿Quién le iba a decir a mi
tía que casi un siglo después se repetirían gestos de tanta desconfianza? (toca
el pito)
La confianza es uno de los
valores claves para triunfar en el mundo de la empresa. Es necesaria en
distintos niveles y creo que es recíproca: quien no recibe confianza,
difícilmente podrá transmitirla, pues como recomendó el escritor italiano
Arturo Graf: “No os fiéis del que de
nadie se fía”.
Escuchaba hace poco al
conferenciante y motivador Luis Galindo (@luisgalindo_lg) ) referir que el
mundo se mueve por tres fuerzas: dinero, poder y amor y que solo éste último, el
amor, es el único que mientras más das, más tienes. Quizás con la confianza
ocurra algo similar.
Buenos días Adrián.
ResponderEliminarMe ha sorprendido el post!, pensé que esa forma de gestión "pasó de moda hace años".
Me ha hecho recordar un jefe que me gestionó al comienzo de mi trayectoria profesional... Cuando había un puente, por ejemplo, un jueves festivo pero el viernes se trabajaba, nos hacía quedar a todo el equipo comercial el propio viernes a las 7:30 AM, para desayunar juntos. El lo denominaba, "Desayuno Molinero".
Todos viviamos bajo el terror. Si a medio día parabas en casa a almorzar porque la ruta te cogía en 20 kms de ratio, era sonar el teléfono, y en mi caso, llegué a sacar la cabeza más de una vez por la ventana para que oyera el ruido de la calle... bufff, que recuerdos.. jejeje, menos mal que sobreviví a aquello.
Un abrazo Adrián,
Gracias Javier por tu participación y por la anécdota que cuentas. La especie está en vías de extinción, pues su falta de evolución a los nuevos tiempos, les ha convertido en especímenes raros con estilos de falsos liderazgos ya refutados.
EliminarUn abrazo.