“Creía que era un buen negociador, hasta que me tocó negociar con mis sentimientos”
Hace unos días, un buen amigo, me regaló la frase con la que encabezo este artículo. Las buenas y oportunas frases te acompañan varios días…
Los jugadores profesionales de póker desvelan como uno de sus secretos, pensar en los montantes de las apuestas como si fueran puntos o fichas, pero nunca jamás dinero. Explican que en el momento en que realizan una equivalencia, surgen las dudas. La mente se enturbia y deja de estar despejada para el cálculo de riesgos: se cruzan distintos sentimientos, miedos, temores, avaricia… y el juego deja de ser racional, abandonándose el método ganador.
En gran parte de los procesos de venta, hay que seguir principios similares para poder avanzar en las negociaciones. No es por ello de extrañar que haya otros oficios donde se intentan alejar estas circunstancias personales de la praxis:
- Médicos que prefieren no intervenir quirúrgicamente a un familiar: pues en vez de estar operando una vesícula, están rajando a su hermano Paco…
- Abogados que prefieren derivar a un compañero algún litigio personal en el que se encuentran involucrados.
- Profesores que se cambian de clases para no coincidir año académico con ese sobrino al que nunca van a poder ver como un alumno más.
He referido diversos artículos sobre la negociación, tales como los “Enemigos de la negociación” http://www.laventadesdelastrincheras.com/2011/09/enemigos-de-la-negociacion.html donde cito:
- Una insuficiente recogida de información.
- El pesimismo.
- Los flecos finales.
- El miedo.
Pero donde olvido un importante enemigo que he podido descubrir recientemente dentro de la negociación: los sentimientos.
Publicado también en el blog: 9 reglas para ganar al póker y vender más:
Cuando quieres vender tu viejo coche y te lo viene a comprar un buen amigo... Qué difícil es esa venta y cuanto riesgo de perder el amigo.
ResponderEliminarMagnífico ejemplo Joaquín. La venta del coche a un amigo conlleva importantes riesgos emocionales... Lo haces a buena fe, pero no puedes asumir los riesgos de un vehículo viejo para un amigo: ¿que ocurre si se le va la junta de culata a los dos meses? Muchas gracias por tu siempre valiosas aportaciones. Abrazos.
Eliminarbuen articulo, pero para negociar tambien hace falta el corazon, aunque sin q esos sentimientos puedan bloquear el objetivo.
ResponderEliminarMuchas gracias por tu visita Ruth. Sentimientos si, pero interferencias no. Un abrazo.
EliminarTotalmente cierto. Los sentimientos propios interfieren en la negociación.
ResponderEliminarGracias por la visita. Un saludo.
EliminarMuy buen artículo. Enhorabuena.
ResponderEliminarMuchas gracias por la felicitación. Me congratula que os guste, pues el blog es participativo y de todos. Un abrazo.
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