Leía recientemente un interesante artículo sobre las Lovemarks escrito por Celestino Martínez (@CelestinoMz) en su blog: "Comunico, luego vendo" http://comunicoluegovendo.wordpress.com/2012/05/22/que-son-las-lovemarks/
En 2004, Kevin Roberts definió el concepto de Lovemarks (amor y marca) como la lealtad hacia una marca por encima de la razón, creando una serie de emociones y sentimientos que provocan en el consumidor estar un paso más allá de la propia fidelización. Como ejemplo pueden figurar: Apple, Coca-Cola, Adidas...
Una vez resumido el concepto, me gustaría plantear una cuestión más orientada a mi blog: la importancia que los propios trabajadores tengan una especial identificación con las marcas que comercializan.
No estoy hablando de un buen grado de compromiso o de aceptación, sino de un plus superior, similar al de la definición de Lovemarks, donde la marca ha sido introducida su cultura y en su propia vida.
Empresas que han favorecido la implantación de estos conceptos entre sus fuerzas de ventas tienen hoy en día un aporte de esfuerzo, involucración y lealtad tan necesario en estos períodos. Estos valores no se compran, se logran con conductas continuadas en el tiempo.
Este estado de identificación máxima genera beneficios y debe ser promovido por los departamentos de recursos humanos para que acabe introduciéndose en la cultura de empresa a todos los niveles.
Este sentido de pertenencia tan especial no se logra solo a base de premios, beneficios, actividades, convenciones, regalos... sino a través de un modo de actuar continuado durante muchos años donde se escucha, se participa, se es transparente, se potencia al individuo y todos piensan en todos.
Quizás sea por eso por lo que siempre se dijo que un guerrero que lucha por defender su casa y su familia, combate con el doble de intensidad que otro que lo hace a cambio de un sueldo.